La mente humana es una máquina lógica que nos permite predecir el futuro con razonable exactitud, aunque a veces comete fallos de tipo general como el que ahora propongo:
Estás en un concurso televisivo y el presentador te propone elegir una puerta entre tres posibles (A, B y C). Si aciertas, te llevarás el regalo que hay tras una de ellas.
Eliges una (supongamos que la A) y entonces el presentador abre una de las puertas que no has elegido (supongamos que la C) para mostrarte que no contiene ningún regalo.
Ahora te da una nueva oportunidad para elegir (entre la A y B).
La cuestión que debes decidir es si es mejor, peor o indiferente cambiar tu primera elección. La respuesta a esa pregunta es que es mucho mejor cambiar tu primera opción, sea la que sea, pero tendrás que dar una explicación satisfactoria de por qué es mejor cambiar.
La explicación es esta:
En la primera elección puede ocurrir que selecciones la puerta que contiene el premio o bien otra que no lo contiene. La posibilidad de elegir la que contiene el premio es de 1/3 o del 33,3% mientras que la de elegir una de las que no contiene el premio es de 2/3 es decir, el doble (66,6%). Es decir, tienes el doble de posibilidades de elegir una puerta errónea que la puerta correcta porque hay doble cantidad (2) de puertas erróneas que correctas (1).
Pero consideremos ahora lo que ocurre después de que el presentador haya abierto una de las puertas erróneas.
Si mantienes tu anterior opción y elegiste la puerta correcta ganarás, pero eso ocurrirá una de cada tres veces (33%) porque esa era la probabilidad de acierto en la primera elección.
Si cambias tu elección inicial sólo fallarás si acertaste en la primera elección pero en el caso de que hubieses fallado en tu primera elección, ganarás por el simple hecho de cambiarla. Es decir, al cambiar tu elección inicial ganas si te equivocaste en la primera elección y pierdes si acertaste en tu primera elección. Pero como la probabilidad de fallar en la primera elección era el doble que el de acertar, (66,6%), al cambiarla invertirás la proporción a tu favor siendo 66,6% la de ganar y 33,3% la de perder.
Si no lo ves claro, puedes ensayarlo con la ayuda de otra persona y unas cartulinas y podrás comprobar empíricamente la predicción que acabamos de hacer y que en un primer análisis parece contradecir la intuición.
Este es uno de esos casos en los que el razonamiento lógico falla estrepitosamente y se requiere el conocimiento científico (cálculo de probabilidades) para comprender la razón del fallo y hacer predicciones correctas. La ciencia amplia extraordinariamente la capacidad de predicción de la lógica humana y corrige muchos de sus errores intuitivos.
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