La herencia imposible
Un jeque al morir deja a sus tres hijos 11 camellos junto con un testamento que especifica cómo deben repartirse la herencia:
Al mayor la mitad, al segundo la cuarta parte y la sexta para el menor.
El problema es que no se puede obtener la mitad, la cuarta parte ni la sexta parte de 11 camellos porque 11 no es divisible por 2, 4 ó 6.
Al oír la disputa, aparece un vecino, que fue amigo del padre y les hace la siguiente proposición:
Como no quiero veros pelear y deseo que la voluntad de vuestro padre se cumpla, os regalaré mi camello, con lo que ya tendréis 12 para que podáis repartíroslos según quiso vuestro padre:
En efecto, ahora corresponden 6 para el mayor, 3 para el segundo y 2 para el pequeño, pero como las partes suman 11, sobra un camello que es justamente el que yo os he regalado. Así que todos contentos.
La cuestión es ¿cómo es posible resolver un problema en apariencia insoluble?
Solución:
La explicación es que la herencia estaba mal planteada porque 1/2+1/4+1/6 es menos que la unidad (11/12) en lugar de 12/12, así que, aún troceando los camellos hubiese quedado una parte (1/12) sin repartir. Con el ardid del vecino se ha falseado la situación y se ha resuelto el conflicto de intereses, aunque no se ha cumplido los deseos del padre. Cada hijo ha recibido más de lo que le correspondía según los deseos del padre pero eso ha sido posible porque se ha hecho una redistribución de la totalidad de la herencia, es decir, de los 12/12 y no de los 11/12 como pretendía el padre.
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